Tornillería en estanterías.
Con uniones atornilladas alcanzamos niveles de rigidez en los nudos que nos permiten aligerar las estructuras, y aumentar las cargas.
Evitamos piezas estampadas en series cortas de producción.
Facilitamos sustituciones y determinados ensamblajes.
Piensan con «cabeza», seguro que encontraremos la cabeza más adecuada para el lugar y la herramienta de atornillado que usaremos.
Sus normas y acabados superficiales son reconocidos en todo el mundo.
Son una solución muy económica.
La primera utilización de una rosca data del año 300 a. C.